Se trata de una nueva tecnología que actúa sobre el rostro y el cuello para favorecer la regeneración celular y mejorar su aspecto. De hecho, supone una técnica 0 % invasiva, ya que no produce calor ni ningún tipo de dolor.
En este sentido, sabemos que la piel reacciona ante la estimulación lumínica. Por lo tanto, las máscaras emiten luces de distintos colores o longitudes de onda que penetran en la dermis y combaten distintas situaciones.